Una mirada ortodoxa sobre la acción divina en nuestras vidas
Uno de los errores más comunes entre los cristianos contemporáneos es pensar que el éxito o el fracaso de nuestras obras depende exclusivamente de nuestras capacidades. Decimos: “¡Lo logramos!” o “¡Fracasamos!”. Pero esta forma de pensar revela una mentalidad secular, no espiritual. En la vida cristiana, todo lo que sucede —sea visible o invisible, glorioso o humillante— está bajo la providencia de Dios.
“El hombre propone, pero Dios dispone.”
— Proverbios 16:9
“No digas: ‘Esto lo hice yo’, sino: ‘Dios obró en mí’.”
— San Juan Crisóstomo
La verdadera espiritualidad reconoce que Dios actúa cuando quiere, como quiere, y a través de quien quiere. Él se manifiesta o se oculta según su sabiduría. Nos glorifica o nos humilla para que no confiemos en nuestras fuerzas, sino en su gracia.
🕊️ La pedagogía divina: glorificación y humillación
Dios no necesita nuestras hazañas ni nuestra inteligencia. No busca héroes humanos, sino corazones humildes. A veces nos permite ser despojados de todo, para que se revele nuestra debilidad y su poder.
“Mi poder se perfecciona en la debilidad.”
— 2 Corintios 12:9
“Dios no actúa por la fuerza del hombre, sino por la humildad del corazón.”
— San Isaac el Sirio
Cuando el alma se entrega a Dios, Él actúa. No porque seamos dignos, sino porque nos reconoce como instrumentos suyos. Y si somos instrumentos, Él obrará por sí mismo, no por nuestras capacidades.
⚔️ El combate espiritual y la acción divina
La historia de Job es un testimonio poderoso de cómo Dios permite pruebas para revelar la virtud y purificar el alma. El diablo pidió permiso para tentar a Job, y Dios lo concedió, pero con límites. No fue un juego, sino una pedagogía divina.
“Entonces El Señor dijo a Satanás: ‘He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; pero no pongas tu mano sobre él.’”
— Job 1:12
“La paciencia de Job no fue pasiva, sino activa: resistió con fe, y Dios lo glorificó.”
— San Gregorio Magno
Dios permite obstáculos, amenazas, humillaciones. No para destruirnos, sino para fortalecernos. El cristiano que permanece firme en medio de la prueba es testigo de la intervención divina. No todo sufrimiento es castigo; muchas veces es medicina.
🔥 La presencia de Dios en medio del caos
Vivimos en un mundo donde el espíritu cósmico —y muchas veces el espíritu satánico— se infiltra en nuestras decisiones, nuestras emociones, nuestras reacciones. Pero si estamos con Cristo, si vivimos en comunión con Él, veremos que incluso en medio del caos, Dios actúa.
“El que está con Dios no teme al enemigo, porque sabe que todo está en manos del Señor.”
— San Serafín de Sarov
“No hay tentación que no sea permitida por Dios para nuestro bien.”
— 1 Corintios 10:13
Dios permite que el diablo nos tiente, no para que caigamos, sino para que se manifieste nuestra fidelidad. Y si caemos, Él nos levanta. Si nos humillamos, Él nos exalta.
🌈 Los milagros cotidianos
Muchos preguntan: “¿Dónde están los milagros hoy?”. Pero los milagros no siempre son espectaculares. A veces son silenciosos, discretos, personales. Cuando vivimos en comunión con Dios, vemos su mano en cada detalle: una puerta que se cierra para protegernos, una palabra que nos consuela, una prueba que nos purifica.
“El Señor está cerca de los quebrantados de corazón.”
— Salmo 34:18
“Dios obra en lo pequeño, para que reconozcamos su grandeza.”
— San Gregorio de Nisa
Si prestamos atención, veremos que Dios interviene constantemente. No con fantasías ni teorías, sino con hechos concretos, con vida verdadera. Y cuando lo reconocemos, brota en nosotros una gratitud profunda y una alegría que no depende de las circunstancias.
🙌 Conclusión: vivir con confianza
Dios nos ha alcanzado, nos ha puesto en su camino, y nos sostiene. ¿Qué vio en nosotros? ¿Por qué nos llamó? Solo Él lo sabe. Pero nuestra respuesta debe ser clara: gratitud, humildad y fidelidad.
“Confía en el Señor con todo tu corazón, y Él enderezará tus caminos.”
— Proverbios 3:5–6
“El hombre de Dios no teme, porque sabe que todo lo que Dios permite es para su bien.”
— San Doroteo de Gaza
No tengas miedo. Sigue adelante. Dios intervendrá de una manera maravillosa, como lo ha hecho desde siempre, en los corazones que le pertenecen.