Testimonio de santidad y misión en tierras celtas
Queridos hermanos en Cristo,
Hoy recordamos con gratitud y veneración a San Sansón, un santo celta cuya vida fue un verdadero testimonio de entrega, humildad y celo apostólico. Nacido en Gales, fue consagrado desde niño al servicio de Dios por sus padres, quienes lo confiaron al monasterio de San Iltuto en Llantwit. Allí recibió formación espiritual y fue ordenado primero diácono, y luego presbítero.
Su carácter alegre y sencillo conquistó el corazón de sus hermanos monjes, pero como suele ocurrir en la vida de los santos, también enfrentó la envidia. Dos sobrinos del abad, movidos por los celos, intentaron envenenarlo. Sansón, con serenidad y confianza en Dios, tomó la copa sabiendo que contenía veneno y dijo:
“Hermano mío, el brebaje que me has preparado es delicioso. Que Dios te sane del mal que te hace sufrir.”
Uno de ellos se arrepintió sinceramente, mientras que el otro recibió una dura corrección divina.
🛐 Tras su ordenación, San Sansón se entregó a una vida de mayor austeridad. Abandonó el monasterio y se puso en manos de la Providencia divina. Se unió a la comunidad monástica de la isla de Caldey, donde fue elegido primero como encargado de provisiones y luego como abad. Más tarde, al encontrarse con monjes irlandeses, decidió acompañarlos a Irlanda, aunque regresó pronto a Gales para vivir como ermitaño cerca del río Severn.
Su fama de santidad creció rápidamente, y fue elegido obispo. Retomó entonces sus misiones evangelizadoras, especialmente en Cornualles, donde formó discípulos que a su vez se convirtieron en nuevos misioneros. Junto a algunos de ellos, partió hacia Armórica (la actual Bretaña francesa), donde se estableció en las tierras de un noble galorromano llamado Privato. Allí fundó un monasterio entre los pantanos, y con el tiempo, alrededor de ese lugar nació la ciudad de Dol.
🌿 Desde su monasterio, San Sansón se dedicó a evangelizar las poblaciones cercanas y se convirtió en defensor de los oprimidos frente a los abusos de los gobernantes locales. Recibía tierras como donaciones, que utilizaba para fundar nuevos centros misioneros dependientes de su sede episcopal en Dol, siguiendo la tradición de la Iglesia celta.
Con el apoyo de San Germán de Auxerre, logró que el rey Childeberto de París reconociera la autoridad del rey Judual en Bretaña. Fundó otro monasterio en la desembocadura del Sena, en tierras concedidas por Childeberto, y recibió jurisdicción sobre las islas del Canal (Jersey y Guernsey).
📜 En su segundo viaje a Neustria, participó en el Segundo Concilio de París (561–567). Poco después, San Sansón partió en paz hacia el Señor. Su veneración se extendió por toda Bretaña y llegó incluso hasta Italia.
Que la vida de San Sansón nos inspire a vivir con humildad, valentía y confianza en la Providencia divina. Que sepamos responder al mal con el bien, y que como él, seamos instrumentos de paz y evangelización en nuestras comunidades.